¿Sabemos realmente cuáles son las competencias de un orientador?
Un buen orientador debe de tener claras sus funciones, por tanto, sabes lo que hace, por qué lo hace y con qué fin, y así es como debe plasmarlo al resto. Por lo cual, un orientador debe:
- Tener empatía para así ponerse en el lugar de la otra persona y poder entenderla desde un punto de vista más cercano y certero.
- Tener ilusión por lo que hace, es decir, trabajar con ganas, entusiasmo, para transmitir esa energía a los demás.
- Adoptar un escucha activa, una escucha abierta a su entorno.
- Mostrar confianza y respeto, que bajo mi punto de vista son dos terminos que van ligados. Es muy importante dar confianza a las personas, pues hace que se abran más a nosotros y esten dispuestos a compartir mayormente sus problemas/emblemas/frustraciones..., al otorgar confianza creamos un ambiente cálido, acogedor, afectivo, y con ello nos lleva a un entorno de respeto.
- Tener buenas habilidades de comunicación a la hora de expresarnos, saber lo que decimos, cómo lo trasmitimos al resto, etc, es decir desarrollar una correcta competencia conversacional.
- Prevenir problemas agenos con total desenvoltura, saber para cada caso un diagnóstico adecuado a cada situación específica.
- Saber usar los instrumentos en el momento preciso.
Lo más importante que define a la figura del orientador es la confidencialidad por la que debe regirse, el buen asesoramiento que ha de mantener y adoptar la posición de guia en el proceso educativo del alumno.
Ahora bien, ¿creemos que somos competentes?, ¿nos hemos parado a pensar en si tenemos algunas de estas cualidades/facetas y en si las mostramos mucho/poco?, ¿hemos pensado lo que significa cada valor para nosotros, lo vemos importante?
Esto es una de las claves para saber qué hay que hacer, por dónde empezar, por eso, saber cómo somos y lo que buscamos es esencial en la tarea de orientación.